Terapia Trastemporal.
Técnica de hipnosis regresiva
lunes, 3 de junio de 2024
Más allá del amor
martes, 13 de febrero de 2024
Mi primera Regresión
Cuando empezamos a diseñar la técnica que me permitiera acceder a otras vidas, por supuesto que la primera regresión fue la mía. Yo había tenido experiencias de ver sucesos de vidas pasadas con las técnicas de Barbara Ann Brennan. Las visiones las tenía yo y no la persona que estaba en camilla, lo cual no me entusiasmaba del todo. Yo quería que quien recordara fuera la persona en cuestión. La diseñamos una gran amiga sanadora y yo, y en primera instancia ella trabajó conmigo.
María Eugenia Mantilla
Diciembre 2013
Monja Medieval
Tuve recuerdos de haber sido una monja en una época medieval. Ella estaba sentada en un cuarto de claustro muy pequeño, de altas paredes y una ventanita muy pequeña casi en el techo. Ella vestía un hábito blanco con velo. Tenía unos 70 años, era muy blanca y arrugada, pero lo que más me impacto fue el odio por ser monja. Su vida se desplegó ante mis ojos. Yo era la hija pequeña de una familia noble medieval. Mis padres decidieron que yo debía ingresar al convento. Yo no quería pero tuve que obedecer. En el convento me enamoré de un seminarista del cual salí embarazada.
Reconocí a la madre superiora del convento, es mi madre en mi vida actual. Ella me convence de abortar. Me dice que mi familia me va a desheredar, que voy a tener que prostituirme para mantener a mi hijo, que el seminarista no va a dejar el seminario para casarse conmigo, y que, ya cometido el pecado, lo mejor que podía hacer era no tener mi hijo y servir a Dios para encontrar el perdón. Así lo hice. Sin embargo, la odie toda mi vida de monja por eso. La culpé de mi amargura, de mi desdicha, de mi desolación.
Cuando estas memorias se hacen presentes comprendo lo difícil de la relación con mi madre. Tengo problemas con ella desde muy temprana edad. Estos problemas se intensifican cuando comienzo a experimentar con otras religiones y a discutir temas filosóficos, religiosos e ideológicos en mi pre adolescencia. Nunca podíamos estar de acuerdo en nada y yo experimentaba una rebeldía incontenible. Cuando emergen estas memorias surge un odio que nunca antes había experimentado. Lloré amargada y llena de rabia 2 días seguidos.
Al tercer día me desperté de golpe en la madrugada y en meditación comprendí que nunca fue ella la causante de tanto dolor. Que yo, aquella monja medieval, era una cobarde. Fui yo quien no supo decir que no, ni hacer valer mi postura. Tuve miedo al castigo, a la pobreza, a la vida. No me opuse a mi familia por miedo. Me victimicé, me entregue a la voluntad de cualquier otro menos a la mía. Todos eran culpables de mi desgraciada vida. El seminarista por cobarde, la madre superiora por impositora y dictadora. Mi familia por obligarme a hacer algo que yo no quería. Y yo... pobre de mí...
Esta experiencia fue y sigue siendo la base fundamental del desarrollo de mi trabajo. Comprendo con el alma, con el corazón, con mi mente, con todo mi ser que recordar vidas pasadas es una herramienta útil, viable, utilizable y confiable para la comprensión de nuestra misión en la resolución de nuestras deudas kármicas.
Me di cuenta cómo la claridad en el origen de sentimientos incomprensibles agarraban forma y se transformaban en memorias manejables donde el perdón, la aceptación, la integración de estas memorias me permitió encaminarme hacia la sanación de una relación que permanecía en una zona gris donde siempre inevitablemente surgían bloqueos, conflictos, sensaciones desagradables de las que nunca pude responsabilizarme hasta que comprendí de dónde venían.
Fue revelador ver como decisiones que tomé en un pasado remoto afectaban y bloqueaban constantemente mi presente, y absolutamente asombroso cómo cuando acepté y me di cuenta que fueron mis propias decisiones las que me llevaron a donde terminé, dejé de culpar a otros de mis desgracias. Se desatan nudos kármicos.
Maria Eugenia Mantilla
Hipnoterapeuta
martes, 18 de abril de 2023
Mi primera experiencia en camilla - Terapia Trastemporal
Hoy por primera vez pude hacer lo que llamamos Terapia Trastemporal y tuve la oportunidad de ver tres vidas. Mi sesión fue guiada por María Eugenia Mantilla.
En mi primera vida, soy un niño pequeño como de tres años. Parece tonto, pero me sorprendo al darme cuenta de que soy un niño (varón) y, cuando Maru me invita a describirme y me da la indicación de que me toque el cabello, me doy cuenta de que soy moreno y mi cabello es muy aspero. Mi madre es una mujer negra, viste de manera sencilla con ropas marrones y lleva delantal, no veo su cabello porque está cubierto con telas más claras como a manera de turbante. Tengo un hermanito aún más pequeño, es un bebé como de un año y ambos estamos en el piso. Nuestro hogar es muy humilde, distingo piso de madera, muy pocos muebles, solo una mesa cuadrada y un par de sillas. Mi mamá está mucho en esa mesa. Cose a mano, no veo que tenga muchas telas al rededor, me da la impresión de que más bien hace arreglos de costura.
No veo a un papá por ningún lado, pero cuando Maru me pregunta por él, tocan la puerta. Mi mamá atiende y deja pasar a un hombre, es un hombre blanco, de bigote y barba arreglada, lleva sombrero y está bien vestido, como con un uniforme rojo. Nos ve a mi hermano y a mí, pero pasa a hablar con mi mamá con seriedad. Lo hacen sentados en la mesa, creo que es mi papá.
En las noches la chimenea está encendida. Maru me pregunta si hace frío, pero a mí me parece que está todo bien. También me pregunta qué comemos, yo veo que nos hacen atol, me parece que es avena.
Me llamo Emmanuel. Como a los cinco años puedo jugar afuera. La casa tiene como un pequeño corral al lado. Hay animales: un cochino, un par de chivitos y quizá algunas gallinas, pocas. Mi hermanito y yo jugamos en la tierra de ese corral. Maru me pregunta si hay jardín y yo solo le digo "no, es tierrita".
Cuando caminamos a la ciudad o pueblo el camino tiene piedras, no tierra como en dónde vivo. Pero vamos allá a comprar comida y algunos otros insumos. No veo que compremos mucho. Mi mamá entrega lo que ha reparado por la parte de atrás de las casas, las puertas de servicio, y le pagan con monedas. En una casa deja a mi hermano, lo entrega. Nos vamos y ella está llorando, pero lo ha dejado en una casa mejor que en la que vivimos nosotros.
De joven ando a caballo, no es mío, es de la casa donde trabajo. Tengo 17 años, trabajo en la caballeriza, lo sé porque cepillo lo caballos y cuido el espacio donde se encuentran.
Veo a un hombre, el señor que visitaba mi casa de niño, pero está más mayor, sin embargo su bigote sigue siendo característico en mi visión. Está indignado, ofendido, alterado. Hice algo malo, una chica que parece su hija está detrás de él un poco temerosa. No le he hecho nada malo, no tengo sentimientos románticos por ella, quizá un amistad. Entiendo que hemos compartido tiempo y que eso no está bien visto. Estoy arrepentido y pido perdón, creo que hasta me pongo de rodillas.
Siento un dolor muy fuerte en la cabeza ¿Me han golpeado o disparado? No lo sé, de alguna manera Maru me ayuda a entender que muero. Ella me pregunta que qué hago, yo me despido de los caballos y luego no sé a dónde ir. Me quedo sin dirección en medio del camino. Me busca el Maestro Jesús.
Voy a una segunda vida, me veo viendo al horizonte desde un acantilado, veo el mar y es como ver descanso. Llevo uniforme, los puños del uniforme son negros y llevan bordado, también llevo espada y pistola. Pero la guerra, o al menos mi deber, ya ha terminado. No siento que he perdido, pero no siento euforia por haber ganado, solo estoy aliviado de que ya terminó. Puedo regresar a casa y eso hago. Maru me pregunta por la bandera de mi bando, la bandera era de franjas horizontales blanca, azul y rojo.
Es una época de carruajes o los primeros carros, no distingo bien. Igual, una vez que llego de la guerra no salgo mucho. Mi esposa no está feliz ni triste de que yo haya vuelto, es una mujer blanca, de vestido y peinado, estirada y con una mirada que juzga. Pero no le pongo mucho cuidado, es más, reconozco que la ignoro olímpicamente. Tengo un hijo, un joven bien parecido, me alegra que no sea militar como yo, pero se mueve en la política, no sé si es abogado o algo así.
Mi casa es una buena casa, es bonita, grande, hay la servidumbre necesaria y espacios para recibir visitas en un salon con muebles, sillones y mesas. También tengo un estudio y biblioteca. En el estudio redacto cartas, me ocupo con eso y así contacto a conocidos. Leo libros, me gusta leer sobre Grecia, su arquitectura y su escultura... Pero es como buscar que hacer y no encontrar nada, luego de ser militar no sé qué más soy.
Mi hijo me presenta a su futura esposa, la apruebo, ambos lo hacemos, mi esposa y yo. Luego ellos tienen dos hijos. Estoy más mayor pero me siento anciano aunque debo tener como 60, es que estoy más gordo. Me hacen feliz sus visitas, especialmente por mi nieta, que es la mayor, debe tener como 4-5 años. Me quiere mucho, le da gusto verme y me da abrazos, así que la consiento, le muestro cuánto objeto pueda ser curioso a su edad, reloj o lo que hay en el estudio. Su abuela, mi esposa, reprueba que la mime porque no le parece que se comporte como una señorita debe hacerlo, pero mi nieta es una niña feliz y eso me da gusto. Bajo mi cuidado tiene permiso de hacer lo que quieras, no rompe nada, solo brinca mucho y se ríe. La reconozco, en esta vida es mi hermana menor.
Tengo 67 y ya estoy en cama, estoy muy gordo, mi nieta sostiene mi mano, es una señorita ya, debe tener como 12-13 años. En la habitación también están sus padres, mi hijo y su esposa. No veo a mi esposa por ahí, ni a mi nieto. Sé que muero.
Mi tercera vida cae con mucho sentimiento, siento rabia, mucha impotencia. Tengo mi puño derecho apretado frente a mí, con bastantes tatuajes. Soy boxeador.
De niño veía a los boxeadores como superhéroes, ahora solo veo que soy un espectáculo para que otros griten, escupan, silben y aplaudan. Mujeres y hombres todos son iguales. Decir que me desagrada es poco.
De joven y adulto joven fui boxeador, fui un tipo fornido alto, con tatuajes en el brazo derecho. Siento que debo hacerlo, que debo pelear, es mi trabajo pero no lo disfruto. No disfruto golpear aunque gane, no me gusta que me peguen.
Cuando ya no soy boxeador, tengo mis peleadores, los veo pelear y no encuentro tampoco satisfacción en ello, solo veo a un par de hombres sufriendo lo que he sufrido. Pero es un trabajo, lo hago así me produzca asco, ira e impotencia la conducta de la gente que viene a ver estos espectáculos.
Mi negocio ha prosperado, tengo un gimnasio de boxeo más grande, pero mi vida es vacía, siento un enorme vacío. En esta vida no pude ver un hogar, ni de dónde venga ni uno que haya formado. Estoy segura de que ni me casé ni tengo hijos.
Durante toda la visión de esta vida me han dolido los brazos por completo, brazo y antebrazo, el dolor nunca cesó, es insoportable y salgo del trance sin dejar que Maru termine la sesión.
Todo lo anterior lo escribí el mismo día de la regresión ¡y menos mal! Ahora, ya han pasado un par de años y puedo ver muchas cosas con perspectiva.
De mi primera vida, la de Emmanuel, aunque no reconocí a nadie durante la regresión yo tuve la corazonada de saber quienes eran, pero todo era muy increíble en el momento. Mi mamá, es mi mamá de esta vida; mi papá, el hombre blanco, es mi papá de esta vida; mi hermanito menor, es mi hermano mayor en esta vida; y mi media hermana, mi hermana menor de esta vida. Hay muchas cosas que veo con amor de esta vida, desde que mi mamá detesta la avena desde niña y a mí me gusta como si fuera un plato de empanadas, como el hecho de que mi mamá en esta vida tampoco cría a mi hermano mayor. De alguna manera reconozco que ellos trabajan en su relación el tema del desapego. Por otra parte, recuerdo que mi papá -de esta vida- solía decirnos a mi hermana y a mí comentarios, bien ridículos, como que "había que mejorar la raza" y yo le contestaba "me gustan los negros como Will Smith", como lo más obvio del mundo, estoy hablando de conversaciones aleatorias en el carro cuando yo tendría 7 años.
De la segunda vida, empiezo a entender que había puesto mi propósito de vida fuera de mí y no dentro. Engordar fue la manera de autodestruirme, de llenar un vacío luego de que me retiré de mi carrera. En esto me meo a mí misma para cuando fue la regresión, estoy perdida y busco el propósito de mi vida afuera, lo que me define no lo sabía ver dentro de mí. Por otra parte con la vida de boxeador, entiendo el ODIO que tenía ese hombre al morbo, pues para el momento de la regresión me dedico a escribir artículos de farándula. Antes había trabajado en comunicaciones organizacionales y marketing, pero ese trabajo lo dejé porque quería algo mejor remunerado... pero detestable el amarillismo de la farándula. Cuando comprendí por qué no soporté ni siquiera la sesión completa, supe que era un trabajo que iba a dejar. Afortunadamente, fue muriendo poco a poco, de 4-5 artículos a la semana, pasé a hacer 3, luego 2, luego 1, luego ninguno. Al cabo de un tiempo me di cuenta que pude perdonar todo en esa vida, casi sin darme cuenta.
Greisy Nathaly Marcano
Hipnoterapeuta
lunes, 10 de abril de 2023
Prefiero ser sirena
Esta sesión que voy a relatarles fue tan extraña que, aun revisando mis notas y los recuerdos que tengo de ella, me confundo nuevamente al tratar de encontrarle algún tipo de lógica. Es verdad que podemos correr con la suerte de que las vidas pasadas de nuestros consultantes sean lineales, detalladas y llenas de sentido en todas las experiencias que haya vivido el paciente a través de su/sus personajes. Sin embargo, esto no siempre es así. En ocasiones la mente de nuestro consultante entiende símbolos, mensajes breves, algún lenguaje en código, o algo que simplemente como terapeuta no podemos entender ni es nuestro trabajo entenderlo.
De todas maneras, este NO fue el caso. Estamos trabajando en taller, y una de las cosas que empieza a inquietarme es que la persona que va a camilla es bastante inquieta. Esto solamente me preocupa porque sé que relajar el cuerpo ayuda más a la conexión, sin embargo al terminar de meditar juntas ella empieza a describir su experiencia en perfecto estado de trance.
Está en el mar, es mujer, está sumergida en el agua y no parece tener ningún problema para permanecer allí. Empieza a describir que está rodeada de medusas gigantes y que estas se ven como platillos voladores, dice que son de color rosadas con aguamarina. Es muy hermosa la imagen, es tranquilizadora, más no sabe qué hace allí ni parece que esté pasando nada en especial, así que le pido que subamos a la superficie.
Al salir ligeramente del agua, ella me dice que ve un barco. Yo lo visualizo como un barco antiguo, de velas blancas, pero lo veo algo distante y moviéndose. Al mismo tiempo, ella me comenta que está con ella un Maestro de nombre Galadriel. Le pregunto:
- ¿Qué te dice tu Maestro?
- Que siga el barco -responde ella, entonces hace exactamente lo opuesto.
El barco se va, ya no está. No entiendo por qué no quiso seguirlo, noto una rebeldía disfrazada de dulzura cuando le pregunto al respecto y me dice "no quise". Ella solo quería quedarse en el agua nadando con las medusas, pero no hay inquietud de nada, razón de nada. De alguna manera descarto que se trate de un fantasma, hay mucha fantasía involucrada en su experiencia en el mar y en lo que vendrá más adelante.
Al cabo de un buen rato le pregunto si hay alguna orilla a la vista, ella me dice que sí y la invito a salir. Me dice:
- ¡No! ¡No puedo! -casi con indignación- ¿Cómo voy a salir si yo no puedo caminar?
- ¿Cómo es esto? ¿A qué te refieres con que no puedes caminar?
Me explica que ella no tiene piernas sino cola, es una sirena. Le pregunto si puede hacer el intento de pedir piernas para poder salir, a lo que me dice que sí pero que no quiere. Le explico que es probable que haya algo afuera para ver, siento la asistencia de su Maestro de que en efecto salga del agua. Ella lo acepta pero dejar su cola de sirena por piernas le causa dolor, realmente se queja y hace gestos de desagrado con la cara.
Cuando sale y camina un trecho de playa, se encuentra con un árbol de forma extraña. Es de color negro y parece que pudiera emanar unos fluidos fosforescentes, es todo muy extraño y ella solo se fascina por las imágenes que se le presentan. La invito a que por favor pida una explicación a lo que está viendo, que pida asistencia para poder entender, a lo que ella responde:
- Es la evolución. Nunca me quiero transformar.
Hubo otras imágenes que, con toda honestidad, siguieron siendo igual de abstractas y psicodélicas. Yo en mi mente pido asistencia, pido un mensaje y me relajo, dejo que ella vea lo que quiera ver sin juzgar... Hasta que siento que me dicen "Vivir en la tierra no le gusta. Ella no se siente asistida".
Al cierre de la sesión, le comento el mensaje que me dieron. Ella siente mucha inquietud por todo lo que vio, y no es para menos, pero lo que quiere es que yo le "ayude" a darle significado. Yo le explico que si no tiene significado para ella en este momento, de repente lo tendrá después, pero yo no puedo darle ningún significado por ella. Lo que sí le digo es que me ha parecido una sesión ra-rí-si-ma, más que por las imágenes lo que a mí me dio mala espina fue que contrariara con tanta determinación la sugerencia de su maestro de seguir el barco. He visto antes consultantes dudosos de hacer lo que le piden sus maestros, pero usualmente tienen ellos mismos la corazonada de seguir el consejo porque ahí hay una ayuda, una asistencia. Esta paciente, deliberada y conscientemente, llevó la contraria.
¿Está mal llevar la contraria? Creo que la respuesta a esto está en la frustración de haber aprovechado muy poco la sesión, hay muy poco que ella sentía que podía ayudarla de esta experiencia. En cualquier caso, no respondo a esta pregunta con ninguna respuesta porque cada caso es diferente, cada paciente es diferente. En esta oportunidad, yo siento que aprendí que alguien muy diestro en trance, y de psiquismo abierto y sensible, definitivamente puede quedarse en una nota personal nadando en el inconsciente y prefiriendo ser sirena.
Greisy Nathaly Marcano
Hipnoterapeuta
miércoles, 1 de marzo de 2023
La vida de Yule
Hipnoterapeuta
domingo, 26 de febrero de 2023
Por fin recordó
En una de las formaciones tuvimos a una participante que, llegada a su 6º y último módulo, había tenido varias experiencias con ángeles y canalización de mensajes, más no había recordado ninguna vida pasada. Sé que en alguna de sus sesiones en camilla habían consultado si es que se trataba de una primera vida en la tierra, a lo que los maestros aclararon que no era el caso, ella ya había tenido otras experiencias de vidas.
Como había trabajado siempre con otras personas, se decidió que ahora yo trabajara con ella, esto para probar cómo sería la conexión entre nosotras. Es un dato curioso a tener en cuenta: la energía del terapeuta evoca cierto tipo de memorias en un paciente, nuestros Maestros saben lo que nos conecta y lo que ambos podremos manejar.
La sesión da inicio con la presencia de una luz naranja que luego se aclara en la presencia de un Ángel Solar. Según me describe ella, claramente en trance y muy relajada porque está familiarizada con las sesiones de sanación con ángeles, le están limpiando de ciertas emociones, miedos e inseguridades. Durante esta limpieza la luz que emite el ángel va cambiando de color a rosado, morado, dorado y azul. En el color azul le dicen que le hacen limpieza del tercer ojo.
Luego tiene dos visiones. Una de unos tigres enfrentándose, otra de personas dándose un beso, pero ninguna se desarrolla. Yo siento que a ella le cuesta creerse las imágenes y por eso se nos fugan, de todas maneras insisto en que se relaje y al mismo tiempo se concentre en lo que percibe.
Es de noche y ve destellos de luz. Cuando le pregunto que se vea y se describa, me dice que es una mujer, que salió a pasear de día y oscureció. Yo tengo una imagen de un hombre, no le digo nada, le pido que exploremos a su alrededor. Estamos en un muelle, de madera me describe, donde hay embarcaciones, vemos varios botes y un barco. Le pregunto que qué hace una mujer allí y ella misma no lo entiende, por lo que le pido que se vuelva a ver y muy sorprendida me dice "¡Ay, sí! ¡Es que soy un hombre!".
Se describe con claridad, es un hombre alto, moreno, fuerte, de 26 años. Es pescador. Dice que zarparon de día en el barco, también me dice que siente miedo de ahogarse. Durante la noche, se ve en un borde del barco, todo pasa muy rápido. En un momento parece que estaba muy tranquilo, yo lo visualizo sentado con los pies colgando hacia fuera del barco, y sin ninguna explicación se cae del barco y se está ahogando.
En este momento se resiste arduamente. Tiene miedo a morir, miedo al dolor, miedo a la sensación de estarse ahogando. Quiere salir de ahí, dice que es horrible y no quiere sentir nada de eso; yo le pido que espere un momento, que veamos qué sucede. Acepta que así muere, de manera inesperada, ahora está un poco más calmada y manifiesta entender que no lo pudo evitar. Puede sentir como la luz de Dios la abraza.
En la luz, aprovechamos para preguntar por qué se le mostró esa vida. Le responden, "para que no se agobie con las cosas pequeñas". También le dicen, "las cosas pasan en el momento menos esperado. Es un proceso llegar a la luz. Hay muchos caminos claro/oscuros. No hay nada bueno ni nada malo. Las cosas en esta vida física no son nada, pero a veces pasan y nos sentimos ahogados. Vemos las cosas difíciles, no lo son".
Cuando conversamos con el grupo la experiencia, todos se quedan impresionados, no solo porque recordó sino porque en la mañana recordamos que ella estaba muy disgustada por haberse enterado que el hijo de un banquero reconocido había muerto, aunque de un golpe, al saltar de una embarcación. Nadie estuvo tan descolocado con la noticia como ella y este fue el miedo que, en su primera vez recordando una vida, salió a flote para ser sanado.
Greisy Nathaly Marcano.
Hipnoterapeuta.
lunes, 12 de septiembre de 2022
El hombre fuerte V.S. el hombre débil…
Antes de narrar mi Regresión…déjenme contarles un poco de mi vida
actual:
Nací dentro de una familia de ascendencia
europea, mis abuelos vinieron de España, huyendo del hambre y el frio de la
postguerra. Las personalidades de mis
abuelos y padres son muy variopintas: Mi abuelo por el lado materno, aunque no
lo conocí, porque falleció cuando yo apenas tenía dos añitos de edad, me
contaban que era muy bonachón y bromista, aunque sí muy centrado en la realidad
terrenal; mi abuela, también por el lado materno, me cuentan que era una mujer muy estricta de
madre primeriza, aunque conmigo siempre fue muy amorosa, y andaba con ella para
todos lados; mi papa era muy parecido a mi Abuelo, muy amoroso y
bromista…..pero mi mama tiene una personalidad muy parecida a su mama, a mi
abuela…
Mi mama tiene un carácter un poco
estricto, para ella tiene vital importancia el qué pensaran los demás, trata
siempre de mostrarse como “correcta”, estricta, elegante, que ella siempre
tiene la razón, y como ella me dijo una vez: “Prefiero que la gente me vea con
temor y respeto, a que me vean como débil y condescendiente”. Por ello, mi mama siempre nos critica a mi
esposa y a mí que somos algo “permisivos” con nuestro hijo…
Por
otro lado, en la actualidad, trabajo en un colegio, como profesor,
interactuando con adolescentes, con sus procesos propios de la adolescencia,
con sus risas, pero también sus “rollos” propios de la edad. Yo trato de
escucharlos y guiarlos, con amor y paciencia…pero muchas veces, esa actitud
choca con mi jefa, que siempre de su rol, siempre me conmina a ser más estricto
y severo con mis estudiantes...
¿Y por qué les hago toda esta
introducción? ...porque en una de mis Regresiones, experimenté ser como una
especie de vikingo. Que pertenecía a un clan que se dedicaba a conquistar,
saquear y asesinar los pueblos indefensos por donde pasábamos, no había
misericordia con las víctimas, es más, no nos podíamos dar el lujo de tener
familia (esposa e hijos), porque era un signo de debilidad…
Yo, a pesar de pertenecer a
esa tribu de guerreros y conquistadores, en mi fuero interno, no estaba de
acuerdo con esa filosofía, aun puedo ver las caras de los aldeanos
atemorizados, esperando la muerte segura….
Pero los jefes de mi clan, me
insistían que nosotros éramos una casta de guerreros y conquistadores, que
tampoco nos podíamos dar el lujo de ser misericordiosos con nuestras
victimas…allí por supuesto, reconocí en los ojos, a mi jefa actual...
Mi acompañante terapeuta me
llevo al momento de mi muerte, y fue cuando al parecer unos soldados, que
parecían romanos lucharon contra nosotros, y fuimos todos derrotados…
Cuando experimenté la salida de mi
cuerpo, y la entrada a los planos sutiles, me recibieron precisamente esos
aldeanos que yo asesiné inmisericordemente, fue un momento hermoso y sublime,
pues me recibieron con la más hermosa sonrisa, diciéndome que no había pasado
nada…
Luego de vivir esa experiencia,
comprendo como la proyecto en mi vida actual, con mi mama, con mi jefe…con mi
empeño en cumplir las expectativas de los demás, es más, ahora que estoy
escribiendo esto…creo que comprendo el por qué fue tan difícil tener hijos en
mi vida actual (nuestro hijo actual, Samuel, es adoptado, pues fue imposible
que mi esposa quedara embarazada).
Tal vez lo
veamos como Karma, pero creo que, si algo hemos comprobado, es que, si atraemos
a nuestra vida un determinado patrón o vivencia de manera repetitiva, lo más
probable que la raíz provenga de alguna memoria, ya sea de nuestras vidas
pasadas, presente o paralelas, e inexorablemente seguirán sucediendo hasta que
lo sanemos.
Daniel Luque
Hipnoterapeuta
miércoles, 21 de octubre de 2020
El perdón está vivo
Recibí la llamada de un viejo amigo pidiéndome una sesión, por muchas razones, pero principalmente, porque quiere ganarse un millón de dólares en los próximos 3 años. Esto representó para mí un verdadero conflicto y me vi enfrentada a una vorágine de emociones.
Su petición requirió una honesta reevaluación de mí misma. Mientras más trataba de explicarle a mi amigo la naturaleza de mi trabajo más se empeñaba en que eso era justamente lo que él necesitaba para ganarse su preciado millón de dólares. Además, mientras más indagaba acerca de sus necesidades más honesta comenzó a parecerme su petición. Pude observar que viejos dolores y angustias fútiles enturbiaban su claridad mental y perdía mucho tiempo en culpas y remordimientos. A pesar de su aguda capacidad para hacer dinero, que además no le falta, él quiere más. Tuve que reconocer que esta premisa proviene de mis prejuicios y culpas relacionadas con el hecho de “tener”.
La sesión de mi amigo nos sorprendió. Comienza a relatarme: “Estoy parado frente a una cueva, me asomo y la luz que viene de adentro me ciega. Me conmueve y tengo ganas de llorar, es una hermosura para la cual no tengo palabras. Del cielo cae un tótem gigante, como una piedra del tamaño de un edificio, cae justo al lado mío”. Para este momento comienza a hablar en trance, con una sutil variación en su voz. Como si sus preguntas y las mías se amalgamaran en un solo movimiento mental y alguien nos estuviera respondiendo a los dos: “El perdón es contundente, veraz, total y macizo como esta piedra. Cuando llega no existen dudas. El perdón está vivo, como está viva la luz en esta cueva. Para entrar debes poner la rodilla al suelo, en genuflexión, con reverencia y humildad ante el perdón. No tienes nada que hacer, solo rendirte ante el perdón”. Me describe la imagen de un caballero medieval con armadura, entregando su espada, rodilla al suelo en reverencia, y lágrimas en los ojos ante la majestuosidad del Perdón. Nos quedamos largo tiempo embelesados con las imágenes un poco renuentes a regresar a nuestra realidad material. Él repetía una y otra vez: “Está vivo, el Perdón está vivo.”
Lo primero que me dice es que él pensaba que el perdón era una idea, algo bueno y justo que gente de bien debe hacer. Un movimiento intelectual, relacionado con la cabeza, con las ideas, con la religiosidad. Esta experiencia cambió por completo nuestra percepción. El Perdón actúa ante nuestra humildad y nuestra voluntad de rendirnos ante la luz del Perdón. El Perdón no es algo que nosotros hagamos o dejemos de hacer. Lo que borra, lo que deshace, lo que limpia, lo que cambia en nosotros no lo hacemos nosotros, lo hace el Perdón con su luz propia. Quizás lo más importante es que es una decisión personal, individual, voluntaria en cuanto a entrega, más no en cuanto a lo que sucede sumidos en la luz.
Nuestras ideas comunes acerca del perdón implican generalmente a “otro” que “perdonamos” cuando lo vemos culpable. Según lo que se nos reveló esta idea no es válida. Veo la cabeza como el símbolo del ego, la genuflexión como la necesidad de doblegar nuestra personalidad. Deduzco que al ser sumergidos en la luz del perdón se borran las fronteras entre el “yo” y el “otro” y esta aseveración proviene de la experiencia de no sentirme culpable al “querer” y de no ver a mi amigo “ambicioso”. Incluso lo que veo es un ser humano caritativo, generoso, creador de oportunidades y abundancia para él y para todos los que le rodean.
El Perdón es entonces una experiencia transformadora del mundo que ves. Lo que se perdona es la culpa. Sentirse culpable o culpar a otros es una manera de verte a ti mismo y de ver al otro. Sanar sería entonces liberarse y liberar al otro de la culpabilidad, y por consiguiente sobreviene otra manera de ver. Sanar es entonces ver las cosas que nos suceden de otra manera. Sanar es ver a los demás de otra manera.
Por supuesto surge la pregunta: ¿Cómo se puede ver al asesino de otra manera? ¿Cómo se ve al ladrón de otra manera? ¿Al infiel? ¿Al chismoso? ¿Al aprovechador, al mentiroso, al violento? Para esto no tengo una respuesta. Cualquier cosa que te diga empañará tu experiencia. Si sabes o crees que sabes cómo se siente alguien que no juzga, que no culpa, esta idea preconcebida envenenará tu mente no permitiéndote una experiencia real. Cuando tengas la experiencia, esta es tan contundente que no te cabrá la menor duda que el Perdón ha transformado tu manera de ver el mundo. Sin palabras, sin excusas, sin racionalizaciones. Es un fenómeno de expansión de la mente.
Lo que yo hago conmigo misma para poder saber en qué punto me encuentro es estar atenta a cómo me siento. La molestia, la irritación, el rechazo, la rabia, incluso hasta el más leve malestar es indicador de áreas no sanadas, no perdonadas, no trabajadas. Áreas donde quedan secretos que no he querido sacar a la luz. Estos secretos los escondo o escondí por vergüenza, por sentirme culpable. Estas zonas de dolor las ocultamos para mitigar el sufrimiento. Sin embargo, solo el sacarlas a la luz puede prometemos sanación.
El mecanismo es más o menos así: me avergüenza, lo escondo, y luego me olvido pretendiendo que el olvido sane, que el tiempo sane, que la distancia ponga tierrita de por medio en la ilusión de esconder lo que me duele. De esta forma, mi mente se fracciona y busca experiencias que la ayuden a integrarse, completarse, sanarse. Entonces, aquella persona que despierta el monstruo se convierte en la persona más importante de mi vida. Se convierte en mi oportunidad de sanar. Así lo afronto, así lo veo. El Perdón está vivo. No tienes nada que hacer, sólo bajar la cabeza y rendirte ante el Perdón.
viernes, 9 de octubre de 2020
Cada vida, una enseñanza.
Este trabajo será narrado en primera persona, ya que fue escrito por mi paciente. Al comenzar la experiencia estoy en una roca de lajas salientes, a la orilla de un risco, hay un pueblo abajo y un riachuelo que cruza el espacio a lo lejos, estoy sentada en la roca, con la piernas colgando y los brazos extendidos al sol, invocando la luz para ver el mensaje de los maestros ascendidos.
Soy Anna. Estoy en una taberna, sola, tengo entre mis manos una jarra hecha de madera llena de vino. Uso ropa de hombre, piel blanca, quemada por el sol, cabello largo y labios pintados, miro a una mujer desde lejos, es Alicia. La veo caminar y moverse por el espacio, mientras sirve las otras mesas. Veo en mi mesa lámparas con fuego que alumbraban el lugar, habían grandes calderos en el fuego preparando comida quizás sopa. Me gustaba mucho ese lugar, bebía y observaba a Alicia, mientras esperaba que la taberna cerrara. Yo vestía pantalones y botas de cuero hechas por ella misma, Alicia usaba un vestido blanco con delantal y botas de cuero hasta la mitad de la pierna (Anna se las había hecho). Era hermosa, tenía el cabello negro y ojos claros, era de piel clara y con un cuerpo de curvas perfectas. Anna la esperaba en las noches y se veían de forma clandestina. Anna tenía 26años y Alicia tenía 23 años. Se conocían y jugaban desde niñas. Cuando tenían 16 y 13 años se bañaban desnudas en el río y comenzaron un romance en secreto que duró toda la vida.
En sus encuentros secretos y clandestinos, Anna enseñó a Alicia a leer y también aprendió a suma. Todo en secreto, porque para la época las mujeres no podían aprender a leer, eso era tarea para algunos hombres con gran posición económica, pero Anna había aprendido en sus viajes como comerciante. Anna era experimentada, recorría muchos lugares, vendía pieles y conocía mucho del mundo, conoció a muchas mujeres pero siempre volvía con su amada Alicia.
Anna era la menor de 3 hermanos. Vivían con sus padres en una cabaña de madera. Su padre criaba ovejas, luego comercializaban su lana. Anna era una niña libre de pensamiento y sus padre desde pequeña la dejaban ser aventurera. Sus hermano mayores trabajaban con el cuero de chivos o cabras y enseñaron a Anna el oficio de la talabartería. Su padre trabajaba mucho pero un día se fue y jamás lo vio regresar. Su madre murió enferma con fiebre muy alta. Ya eran adultos y todos se dedicaron a sus vidas. El mayor tenía esposa y dos niñas y vivían en la casa. El menor tenía una novia, nada importante.
A los 34 años, Anna regresó de un viaje y Alicia tenía una
fiebre muy alta, Anna la vio morir entre sus brazos, había dejado de respirar, con
mucho dolor respiro profundo y entendió que su gran amor había muerto. Luego
de la despedida, cuando dejaron su cuerpo sobre una balsa en el rio, se
fue y jamás regresó al pueblo.
Ella vivió en muchos lugares. Aprendió herrería y orfebrería. Hacia piezas de metal para ponerle a sus bolsos y botas de cuero, hacia hebillas, tachuelas, esquineros para libros, piezas de apliques. Una vez un hombre, que reconozco como mi actual esposo, me robó la mercancía. Lo persiguió por el lugar, se trataba del trabajo de su vida, piezas muy costosas por lo complicado de su elaboración. En la persecución vio sus ojos cuando el cayo en el camino, ella lo dejó ir porque el robaba para alimentar a sus hijos, dejó de correr tras él y lo vio alejarse en el camino, jamás lo volvió a ver.
Anna tenía muchos amores clandestinos mas nunca volvió a enamorarse, era solitaria en su mundo. Muchos la
querían, porque era una persona caritativa y de buen corazón, casi para cumplir
40 años Anna le dio una fiebre muy alta y temblaba mucho, le dolía mucho la
cabeza sobre su ojo derecho y su corazón dejó de latir, sin miedo salió de su
cuerpo.
Alicia la esperaba en un campo de luz, era hermosa, Anna tenía 26, Alicia 23, la tomo de la mano y subieron unas escaleras de madera, luego pasaron un rio por un puente de madera, cerca había un campo con flores amarillas muy pequeñas, ellas se tiraron sobre él césped, levantaron sus manos y podían ver como los rayos solares cruzaban sus dedos, se transformaron en mariposas y emprendieron vuelo a la eternidad.
Ahora recibe información clara y concisa de sus Maestros que le dicen: No importa lo que digan los demás, eres fuerte, valiente, con un gran corazón, no dejes de ser quien eres, no temas.
Comenzó a relatar la vida de Sebastián Antonio. Corría para esconderse en una persecución. Hombres a caballo lo seguían porque había estado robando comida para el pueblo. Robaba Acelgas y batatas, vestía con ropas hechas con tiras de cuero negro, botas hechas con tiras, tenía como unas piezas colgando como si fueran faldas, sus piernas estaban desnudas al igual que su pecho, tenía 38 años, era un tipo burlón de la justicia, divertido, corría junto a su esposa, (eran como bandidos tipo Robin Hood). Ya a salvo de la persecución y escondidos saciaban la excitación que la huida les producía. ¡Se amaban y adoraban con locura! A través de unos árboles bajos de uvas de playa veía a caballos con sus grandes colas negras galopar hacia su izquierda, realmente era un espectáculo, a su lado una hermosa mujer, (era Alicia) ellos tenían 2 hijos rubios de ojos claros también. Él tenía piel oscura y cabello ondulado.
En una persecución una flecha cruzó la espalda de Sebastián Antonio, la sangre corría por la punta de la lanza que se incrustó en la tierra al caer, la sangre y la tierra se unían como uno solo fluido. Su cuerpo fue arrastrado por quienes lo cazaron y lo llevaron a una plaza donde lo colocaron amarrado por los brazos en un tronco mientras su cabeza y sus piernas estaban colgando por la gravedad de un cuerpo sin vida. Sus hijos fueron testigos junto a su madre que lloraban desconsoladamente, él (yo) los observaba resignado pero con valentía, el había cumplido su misión y ese era su destino, sus hijos habían aprendido de las hazañas de su padre y con esa imagen le dieron una lección al pueblo, todos lloraron de tristeza.
Después de que este hombre muere en aquella vida, recibe información de sus guías con respecto a los acontecimientos de su vida actual. Para el momento que mi paciente viene a consulta, su esposo, que se vio vinculado a un hecho de corrupción en su lugar de trabajo, cae preso aparentemente como chivo expiatorio. Le dicen: Luis, su actual esposo, está cumpliendo una misión y está aprendiendo de esta experiencia. Su hijo sabe que robar es malo, Luis lo salvará con sus conocimientos de lo que ha experimentado ya que su hijo más adelante podría estar en problemas por su carácter violento. Pronto será libre, su lección está a punto de consolidarse.
Ahora comenzó a relatar la vida de Jennifer. Princesa heredera de un reino, su padre el Rey la amaba con locura, su madre,
la Reina, a quien reconoce como su madrina en su vida actual, era muy amorosa, la consentía y peinaba sus hermosos rizos
rubios. Jennifer jugaba en el rosal y se pincho los dedos con unas gruesas
espinas, lloraba con un llanto de niña muy chiquita, tendría 3 años máximo, su
madre la adoraba y la cuidaba con mucho amor, su infancia fue feliz, su padre
siempre salía con los caballeros del reino en grandes cruzadas luego regresaba
y ella se tiraba en sus brazos mientras él la hacía volar en el aire al ver su
alegría.
Su padre murió cuando Jennifer era una adolescente de 16 años aproximadamente. Su madre era la reina encargada de seguir el legado de su esposo, una mujer madura mas aun con juventud. Sostenía encuentros clandestinos con alguien del castillo. Jennifer lo notaba y callaba, porque su madre era feliz.
Jennifer de 23 era amante del herrero del reino, se llamaba Juan Carlos de 34 años, su esposo en su vida actual. Era un moreno, grande, musculoso y siempre sin camisa, cerca del fuego donde fundía el acero,
Jennifer lo observaba. En esos encuentros había mucha violencia,
todo al calor del fuego, la oscuridad y la clandestinidad del castillo. Un
día y sin importarles mucho a ambos, él salió de la vida de Jennifer. Dejaron de verse y se él fue
del castillo.
Jennifer comenzó a tener encuentro con hombres y mujeres,
nada serio. Todas las salidas clandestinas. Andaba en pantalones, tomaba
vino y una que otra mañana amanecía con alguna chica que
desconocía su identidad.
Ya de 40 años, vio morir a su madre en la misma
cama donde murió el rey. Ya era una mujer mayor y Jennifer tuvo que
asumir su rol de reina. Comenzó a ser más responsable y a participar
más en las decisiones que se tomaran para beneficio del pueblo.
Hubo una temporada en que pueblos muy cercanos sufrían
las consecuencias de las guerras de sus reinos y los habitantes venían a su reino
a robar alimentos para vivir. El pueblo de Jennifer era uno de los pocos donde
no existían carencias ni pobreza, pero había que aplicar leyes que permitieran
la convivencia y castigar a los que incumplían. El pueblo lo exigía ante el vandalismo, un día Jennifer tuvo que tomar una decisión muy dura para su vida,
que marcó sus recuerdos por siempre ante el dolor que le produjo; un hombre
(Luis, Mi esposo) fue llevado ante su presencia porque había robado comida y
ella tuvo que dar el ejemplo, sentenció lo que las leyes dictaban, ordenó que
se le cortaran las manos y luego lo apresaran, donde no pasó y mucho tiempo y
murió. Esa experiencia fue terrible para ella porque ese pobre hombre robaba
porque su gente moría de hambre y ella aunque era la reina no podía justificar
su acción, tenía un reino que controlar, que dirían sus súbditos? Y sus
ministros? Los ojos de ese hombre quedaron en su memoria para siempre.
Muchos años después, ya tenía más de 50 años, adopto una
niña que veía en la calle, tenía 5 años se llamaba Eliana, lo reconoció como Gael, su actual nieto. Le enseño a ser una princesa. Fue muy estricta en su educación, la estaba
preparando para ser una reina y a la edad de 14 años Eliana, vio morir a
Jennifer y heredó el trono junto a las obligaciones del reino, su ministro
sería el encargado de guiarla en ese camino.
Jennifer hizo su transición a la luz y fue una sola con el sol, las nubes, el aire. Sus Maestros le dicen: Las leyes fueron creadas por los hombres para poder convivir, las personas deben asumir las consecuencias de sus actos porque ellos crearon su propia realidad.
Al
finalizar la experiencia, vuelvo a la roca, luego despego como un águila y
cruzo el arcoíris, luego bajo en picada y planeo en un vuelo muy bajo entre las
rocas y desaparezco.
El trabajo principal y origen de esta sesión fue el desafortunado hecho de que su esposo cayera preso. Trabaja en una oficina gubernamental y la cuerda se rompió por la parte mas fina. Nuestra tendencia es a creernos víctimas de la situación. Aquí comprobamos como tanto su esposo como ella sienten culpabilidad por actos delictivos en vidas pasadas. Unidos por el mismo karma, ahora tienen que lidiar con sus propios sentimientos de culpabilidad. Al ver lo sucedido, y hablar acerca del perdón, el asunto fue esclarecido, no pasaron ni tres meses y su esposo fue liberado. También fue mucho lo que trabajo con los ejercicios del Curso de Milagros, que son en esencia, 365 formas de perdonar.