viernes, 9 de octubre de 2020

Cada vida, una enseñanza.


     Este trabajo será narrado en primera persona, ya que fue escrito por mi paciente. Al comenzar la experiencia estoy en una roca de lajas salientes, a la orilla de un risco, hay un pueblo abajo y un riachuelo que cruza el espacio a lo lejos, estoy sentada en la roca, con la piernas colgando y los brazos extendidos al sol, invocando la luz para ver el mensaje de los maestros ascendidos.

     Soy Anna. Estoy en una taberna, sola, tengo entre mis manos una jarra hecha de madera llena de vino. Uso ropa de hombre, piel blanca, quemada por el sol, cabello largo y labios pintados, miro a una mujer desde lejos, es Alicia. La veo caminar y moverse por el espacio, mientras sirve las otras mesas. Veo en mi mesa lámparas con fuego que alumbraban el lugar, habían grandes calderos en el fuego preparando comida quizás sopa. Me gustaba mucho ese lugar,  bebía y observaba a Alicia, mientras esperaba que la taberna cerrara. Yo vestía pantalones y botas de cuero hechas por ella misma, Alicia usaba un vestido blanco con delantal y botas de cuero hasta la mitad de la pierna (Anna se las había hecho). Era hermosa, tenía el cabello negro y ojos claros, era de piel clara y con un cuerpo de curvas perfectas. Anna la esperaba en las noches y se veían de forma clandestina. Anna tenía 26años y Alicia tenía 23 años. Se conocían y jugaban desde niñas. Cuando tenían 16 y 13 años se bañaban desnudas en el río y comenzaron un romance en secreto que duró toda la vida.

     En sus encuentros secretos y clandestinos, Anna enseñó a Alicia a leer y también aprendió a suma. Todo en secreto, porque para la época las mujeres no podían aprender a leer, eso era tarea para algunos hombres con gran posición económica, pero Anna había aprendido en sus viajes como comerciante. Anna era experimentada, recorría muchos lugares, vendía pieles y conocía mucho del mundo, conoció a muchas mujeres pero siempre volvía con su amada Alicia.

     Anna era la menor de 3 hermanos. Vivían con sus padres en una cabaña de madera. Su padre criaba ovejas, luego comercializaban su lana. Anna era una niña libre de pensamiento y sus padre desde pequeña la dejaban ser aventurera. Sus hermano mayores trabajaban con el cuero de chivos o cabras y enseñaron a Anna el oficio de la talabartería. Su padre trabajaba mucho pero un día se fue y jamás lo vio regresar. Su madre murió enferma con fiebre muy alta. Ya eran adultos y todos se dedicaron a sus vidas. El mayor tenía esposa y dos niñas y vivían en la casa. El menor tenía una novia, nada importante.

      A los 34 años, Anna regresó de un viaje y Alicia tenía una fiebre muy alta, Anna la vio morir entre sus brazos, había dejado de respirar, con mucho dolor respiro profundo y entendió que su gran amor había muerto. Luego de la despedida, cuando dejaron su cuerpo sobre una balsa en el rio, se fue y jamás regresó al pueblo.

     Ella vivió en muchos lugares. Aprendió herrería y orfebrería. Hacia piezas de metal para ponerle a sus bolsos y botas de cuero, hacia hebillas, tachuelas, esquineros para libros, piezas de apliques. Una vez un hombre, que reconozco como mi actual esposo, me robó la mercancía. Lo persiguió por el lugar, se trataba del trabajo de su vida, piezas muy costosas por lo complicado de su elaboración. En la persecución vio sus ojos cuando el cayo en el camino, ella lo dejó ir porque el robaba para alimentar a sus hijos, dejó de correr tras él y lo vio alejarse en el camino, jamás lo volvió a ver.

     Anna tenía muchos amores clandestinos mas nunca volvió a enamorarse, era solitaria en su mundo. Muchos la querían, porque era una persona caritativa y de buen corazón, casi para cumplir 40 años Anna le dio una fiebre muy alta y temblaba mucho, le dolía mucho la cabeza sobre su ojo derecho y su corazón dejó de latir, sin miedo salió de su cuerpo.

     Alicia la esperaba en un campo de luz, era hermosa, Anna tenía 26, Alicia 23, la tomo de la mano y subieron unas escaleras de madera, luego pasaron un rio por un puente de madera, cerca había un campo con flores amarillas muy pequeñas, ellas se tiraron sobre él césped, levantaron sus manos y podían ver como los rayos solares cruzaban sus dedos, se transformaron en mariposas y emprendieron vuelo a la eternidad.

     Ahora recibe información clara y concisa de sus Maestros que le dicen: No importa lo que digan los demás, eres fuerte, valiente, con un gran corazón, no dejes de ser quien eres, no temas.

      Comenzó a relatar la vida de Sebastián Antonio. Corría para esconderse en una persecución. Hombres a caballo lo seguían porque había estado robando comida para el pueblo. Robaba Acelgas y batatas, vestía con ropas hechas con tiras de cuero negro, botas hechas con tiras, tenía como unas piezas colgando como si fueran faldas, sus piernas estaban desnudas al igual que su pecho, tenía 38 años, era un tipo burlón de la justicia, divertido, corría junto a su esposa, (eran como bandidos tipo Robin Hood). Ya a salvo de la persecución y escondidos saciaban la excitación que la huida les producía. ¡Se amaban y adoraban con locura! A través de unos árboles bajos de uvas de playa veía a caballos con sus grandes colas negras galopar hacia su izquierda, realmente era un espectáculo, a su lado una hermosa mujer, (era Alicia) ellos tenían 2 hijos rubios de ojos claros también. Él tenía piel oscura y cabello ondulado.

      En una persecución una flecha cruzó la espalda de Sebastián Antonio, la sangre corría por la punta de la lanza que se incrustó en la tierra al caer, la sangre y la tierra se unían como uno solo fluido. Su cuerpo fue arrastrado por quienes lo cazaron y lo llevaron a una plaza donde lo colocaron amarrado por los brazos en un tronco mientras su cabeza y sus piernas estaban colgando por la gravedad de un cuerpo sin vida. Sus hijos fueron testigos junto a su madre que lloraban desconsoladamente, él (yo) los observaba resignado pero con valentía, el había cumplido su misión y ese era su destino, sus hijos habían aprendido de las hazañas de su padre y con esa imagen le dieron una lección al pueblo, todos lloraron de tristeza.

   Después de que este hombre muere en aquella vida, recibe información de sus guías con respecto a los acontecimientos de su vida actual. Para el momento que mi paciente viene a consulta, su esposo, que se vio vinculado a un hecho de corrupción en su lugar de trabajo, cae preso aparentemente como chivo expiatorio. Le dicen: Luis, su actual esposo, está cumpliendo una misión y está aprendiendo de esta experiencia. Su hijo sabe que robar es malo, Luis lo salvará con sus conocimientos de lo que ha experimentado ya que su hijo más adelante podría estar en problemas por su carácter violento. Pronto será libre, su lección está a punto de consolidarse.

      Ahora comenzó a relatar  la vida de Jennifer. Princesa heredera de un reino, su padre el Rey la amaba con locura, su madre, la Reina, a quien reconoce como su madrina en su vida actual, era muy amorosa, la consentía y peinaba sus hermosos rizos rubios.  Jennifer jugaba en el rosal y se pincho los dedos con unas gruesas espinas, lloraba con un llanto de niña muy chiquita, tendría 3 años máximo, su madre la adoraba y la cuidaba con mucho amor, su infancia fue feliz, su padre siempre salía con los caballeros del reino en grandes cruzadas luego regresaba y ella se tiraba en sus brazos mientras él la hacía volar en el aire al ver su alegría.

     Su padre murió cuando Jennifer era una adolescente de 16 años aproximadamente. Su madre era la reina encargada de seguir el legado de su esposo, una mujer madura mas aun con juventud. Sostenía encuentros clandestinos con alguien del castillo. Jennifer lo notaba y callaba, porque su madre era feliz. 

     Jennifer de 23 era amante del herrero del reino, se llamaba Juan Carlos de 34 años, su esposo en su vida actual. Era un moreno, grande, musculoso y siempre sin camisa, cerca del fuego donde fundía el acero, Jennifer lo observaba. En esos encuentros había mucha violencia, todo al calor del fuego, la oscuridad y la clandestinidad del castillo. Un día y sin importarles mucho a ambos,  él salió de la vida de Jennifer. Dejaron de verse y se él fue del castillo.

     Jennifer comenzó a tener encuentro con hombres y mujeres, nada serio. Todas las salidas clandestinas. Andaba en pantalones, tomaba vino y una que otra mañana amanecía con alguna chica que desconocía su identidad.

     Ya de 40 años, vio morir a su madre en la misma cama donde murió el rey. Ya era una mujer mayor y Jennifer tuvo que asumir su rol de reina. Comenzó a ser más responsable y a participar más en las decisiones que se tomaran para beneficio del pueblo.

      Hubo una temporada en que pueblos muy cercanos sufrían las consecuencias de las guerras de sus reinos y los habitantes venían a su reino a robar alimentos para vivir. El pueblo de Jennifer era uno de los pocos donde no existían carencias ni pobreza, pero había que aplicar leyes que permitieran la convivencia y castigar a los que incumplían. El pueblo lo exigía ante el vandalismo, un día Jennifer tuvo que tomar una decisión muy dura para su vida, que marcó sus recuerdos por siempre ante el dolor que le produjo; un hombre (Luis, Mi esposo) fue llevado ante su presencia porque había robado comida y ella tuvo que dar el ejemplo, sentenció lo que las leyes dictaban, ordenó que se le cortaran las manos y luego lo apresaran, donde no pasó y mucho tiempo y murió. Esa experiencia fue terrible para ella porque ese pobre hombre robaba porque su gente moría de hambre y ella aunque era la reina no podía justificar su acción, tenía un reino que controlar, que dirían sus súbditos? Y sus ministros? Los ojos de ese hombre quedaron en su memoria para siempre.

     Muchos años después, ya tenía más de 50 años, adopto una niña que veía en la calle, tenía 5 años se llamaba Eliana, lo reconoció como Gael, su actual nieto. Le enseño a ser una princesa. Fue muy estricta en su educación, la estaba preparando para ser una reina y a la edad de 14 años Eliana, vio morir a Jennifer y heredó el trono junto a las obligaciones del reino, su ministro sería el encargado de guiarla en ese camino.

     Jennifer hizo su transición a la luz y fue una sola con el sol, las nubes, el aire. Sus Maestros le dicen: Las leyes fueron creadas por los hombres para poder convivir, las personas deben asumir las consecuencias de sus actos porque ellos crearon su propia realidad.

     Al finalizar la experiencia, vuelvo a la roca, luego despego como un águila y cruzo el arcoíris, luego bajo en picada y planeo en un vuelo muy bajo entre las rocas y desaparezco.

     El trabajo principal y origen de esta sesión fue el desafortunado hecho de que su esposo cayera preso. Trabaja en una oficina gubernamental y la cuerda se rompió por la parte mas fina.  Nuestra tendencia es a creernos víctimas de la situación. Aquí comprobamos como tanto su esposo como ella sienten culpabilidad por actos delictivos en vidas pasadas. Unidos por el mismo karma, ahora tienen que lidiar con sus propios sentimientos de culpabilidad. Al ver lo sucedido, y hablar acerca del perdón, el asunto fue esclarecido, no pasaron ni tres meses y su esposo fue liberado. También fue mucho lo que trabajo con los ejercicios del Curso de Milagros, que son en esencia, 365 formas de perdonar. 

 

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