Cuando comencé a traducir "Notas sobre la Partida" mandaba mis traducciones por correo electrónico a mis contactos, previo permiso de los autores y editores. En aquel entonces pensaba que con que una sola persona leyera esas maravillosas cartas me daba por satisfecha. Tuve en mi consulta a un familiar de un amigo con el que trabajé comenzando mi trabajo como terapeuta, y tuve la misma sensación de satisfacción que cuando recibí el primer mensaje de agradecimiento por mis traducciones. La prima de mi amigo me dijo: "Vengo a consulta porque mi primo me contó su regresión y me dijo que con la experiencia se le quitó el miedo a la muerte". Me sentí absolutamente orgullosa de mi misma y me recordé de aquel momento del inicio de mis traducciones. Si puedo ayudar a superar el miedo a la muerte aunque sea de una sola persona de todas las que he tenido en consulta me doy por satisfecha. Yo no recuerdo si hable con él acerca de la muerte, pero si recuerdo la expresión de su cara cuando, en sus memorias, se vio saliendo de su cuerpo después de un ataque cardíaco que lo llevó a la terapia intensiva de un hospital. No había sido un padre muy amoroso, y no podía salir de su asombro al ver a su hijo, ya mayor, llorando. "Me ama" dijo, "y a mi nunca nada me importo más que mi dinero". Esta experiencia le dio una nueva dimensión y propósito a su vida actual, y más allá de mis expectativas, le ayudó a ver la muerte sin temor.
Aparentemente la muerte es el epicentro de todos nuestros miedos. Bien sea la muerte física inminente, o la muerte figurada de cualquier circunstancia que nos prometa un "fin" o cese de aquello en lo que hemos invertido nuestra energía.
Mientras más trabajo y veo diferentes circunstancias en mis pacientes mas entiendo la vida como un juego. Un enorme tablero de monopolio en el que escogí la ficha verde. Cada vez que tiro el dado se despliegan circunstancias y tomo decisiones. Así, siempre con múltiples alternativas, se va desarrollando mi vida olvidando que no soy la ficha verde, soy la que manejo la ficha verde. Cuando me confundo creyendo que soy la ficha me tomo muy en serio el juego y pierdo la capacidad de disfrutar. Sufro cuando pierdo sin darme cuenta que es solo una jugada y de que yo misma tiré el dado, y además, también olvido que las jugadas anteriores me han traído al lugar donde estoy ahora, e incluso, que yo misma diseñé el tablero.
Perder el miedo a la muerte es hacerse consciente de que estamos jugando. Que lo único que importa es el aprendizaje que me puedo llevar de la experiencia que diseñé para mi mismo. Perder el miedo a la muerte es darse cuenta de que hemos muerto muchas veces antes y mientras sigamos necesitando de un cuerpo para aprender, seguiremos muriendo, hasta terminar esta etapa evolutiva. Es decir, darnos cuenta de que la muerte es solo una transición.
La Terapia Tras-Temporal o T3 nos puede asistir en el reconocimiento de esta gran verdad espiritual, con una experiencia real y plena del momento en que dejamos una vida. Nos damos cuenta que no hay cese del yo, y de que sigo existiendo "sin cuerpo". Entonces, deja de ser un cuento de segunda mano y pasa a ser una experiencia real, tangible, vívida. Una experiencia que no deja lugar a dudas.
Sin embargo, como cada quien esta ubicado en un escalón evolutivo diferente, la T3 se manifestará de acuerdo a las necesidades de cada quien. No está en mis manos decidir que experiencia necesita mi paciente para expandir su mente. Numerosas experiencias son directamente con la luz. En meditación profunda el alma otorga una experiencia de paz atemporal. No hay palabras para describir estos estados mentales o espirituales. Para mi, es una puerta dimensional que se nos abre y nos permite tener parámetros mentales asequibles para estados como la paz perfecta y el amor total. Otras veces se mueve energía de sanación, y esto lo percibo en mis manos que se calientan de una manera casi indescriptible y entonces hay interacción, limpieza energética, reparación, descarga de bloqueos energéticos, etc.
Otra experiencia que nos asiste en la compresión de la "muerte" es la interacción con nuestros seres queridos fallecidos. Como hay una gran apertura al mundo espiritual, es un momento oportuno para que entidades, ahora sin cuerpo, se manifiesten. La interacción es tan real que no nos queda ninguna duda de que estuvimos con nuestros seres queridos. He tenido en consulta padres, abuelos, hermanos, hijos, tíos, novios, esposos. El hecho de ver, sentir, comunicarnos, nos acerca a la realidad de que somos seres humanos con cuerpo o sin cuerpo. Un día estamos vivos, el otro muertos, y más vivos que nunca...
Para mi, el trabajo con la muerte es la columna vertebral de mi práctica terapéutica. Podría entonces decir que mi trabajo consiste primordialmente en la desmitificación de la muerte. Vale la pena mencionar que cada persona con la que trabajo me trae otra pieza para armar el rompecabezas de mi propia comprensión sobre nuestra existencia en la materia. En este sentido la ayuda que le presto a los demás es la ayuda que necesito para mi misma. La sanación de ellos es mi propia sanación. Comprender la "muerte" es comprender la vida.
María Eugenia Mantilla
Hipnoterapeuta
Hipnoterapeuta
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