Estoy infinitamente agradecida con la vida por la oportunidad de trabajar en un nivel de consciencia donde los límites se borran, donde maestros de otras dimensiones comparten con nosotros de manera natural y hasta cotidiana, donde la muerte no existe, donde los nombres no importan, donde el amor lo cubre todo.
También estoy agradecida por esta posibilidad de compartir mis experiencias con personas que compartimos las mismas inquietudes y esto nos une en este espacio/tiempo virtual. También estoy agradecida a Ecosalud por darme la oportunidad de desarrollar esta formación en Terapia Tras Temporal en beneficio de todos, y por supuesto, agradecida a mis pacientes y alumnos, con los que padezco de esta misma condición del velo de la materia y con los que experimento una y otra vez la vida eterna, la sabiduría absoluta del espíritu, el crecimiento por expansión de la consciencia y la certeza de encontrarnos a nosotros mismos.
A pesar de que tengo las palabras, las imágenes y las sensaciones frescas en mi memoria de la regresión que hoy relato, las preguntas que surgen en mi mente son las mismas que surgieron cuando leí por primera vez un libro sobre la reencarnación cuando tenía unos tenía trece años. Se me abrió un mundo de posibilidades que me dejó con más preguntas que respuestas.
Comenzando la terapia, la persona en camilla empieza contándome que es un joven de unos 25 años y me describe la corona que usa. Es de oro con piedras incrustadas, rubíes, zafiros, diamantes. Soy Rey, me dice, fui criado para ser Rey. Estoy casado, tengo muchas esposas, todas las que quiera. Cientos de sirvientes. No tiene recuerdos de su madre, tampoco tiene hijos. Entonces procedimos a recordar su vida desde niño.
Se ve jugando de tres años. Juguetes, todos los que quiera. No recuerda a su madre. Lo cuidan en exceso montones de criados. Tiene un tutor. Si puede recordar a su padre pero no tiene relación cercana con él, es un personaje lejano, distante. No juega con nadie, ningún otro niño a su alrededor, solo sirvientes. Tampoco se siente cercano a su tutor, dice que le enseña todo, pero no me explico a que todo se refería, me respondió que le enseñaba todo lo que un rey tiene que saber.
Comienza a tener amantes a los doce años. Siempre insistía "todas las que quiera". Lo preparan para casarse a los 18 años. A su esposa la conoce el día del matrimonio, es menor que él 5 años. A ella la criaron para ser Reina. La reconoce con mucha emoción, es su esposa actual.
Él y su esposa se hacen mejores amigos, compañeros, amantes. El caso es que tiene un serio problema de infertilidad, contando con que tiene la responsabilidad de procrear para extender la realeza de su linaje. Comienza a sospechar de alta traición y decide huir con su amada esposa. Viven corto tiempo en el bosque hasta que los encuentran guardias reales y los asesinan.
Al morir puede darse cuenta que es su propio padre quien los manda a matar y se queda en el mundo espiritual observando su familia por 4 generaciones, hasta que sucede un caso similar al de él con las mismas consecuencias. El quedarse viendo a su familia le permitió comprender mejor las decisiones políticas que se debieron tomar para sostener ciertos paradigmas, lo que lo ayudó de cierta manera a no tomarse su caso de manera personal, mitigar la rabia y aceptar su destino.
Surgen memorias y pareciera difícil de encajar un porqué y un para qué. Una cosa sí es cierta, esta experiencia impresiona de tal manera que se queda impresa en la psique ineludiblemente. Esta persona irá reconociendo este personaje que surgió en sus memorias como una voz real en su mente. El proceso será positivo siempre que decida no identificarse con el rol de víctima y logre reconocerse como el arquitecto de sus propias experiencias en la materia.
Por supuesto que la primera pregunta que surge es la de por qué me crearía una vida donde muero en manos de mi propio padre. Yo no tengo las respuestas para ninguna de las preguntas que en este momento están surgiendo en tu mente. He aprendido que no hay manera de generalizar. Él único que tiene respuestas es el propio protagonista, y estas respuestas están solo en su corazón, no en su mente, refiriéndome al intelecto, que nos sirve solo para manejarnos en el mundo de la materia. Llegamos al alma a través del corazón. Cada camino es absolutamente individual. Si aprendemos a oír nuestro corazón hallaremos todas las respuestas.
Por supuesto que la primera pregunta que surge es la de por qué me crearía una vida donde muero en manos de mi propio padre. Yo no tengo las respuestas para ninguna de las preguntas que en este momento están surgiendo en tu mente. He aprendido que no hay manera de generalizar. Él único que tiene respuestas es el propio protagonista, y estas respuestas están solo en su corazón, no en su mente, refiriéndome al intelecto, que nos sirve solo para manejarnos en el mundo de la materia. Llegamos al alma a través del corazón. Cada camino es absolutamente individual. Si aprendemos a oír nuestro corazón hallaremos todas las respuestas.
María Eugenia Mantilla
Hipnoterapeuta
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