miércoles, 18 de junio de 2014

Nací para ayudar a los demás

     


     Siempre me interesa saber la razón por la que alguien quiere hacerse una regresión. El muchacho con que trabajé en esta oportunidad no es de Caracas por lo que concertamos encontrarnos en un sitio céntrico para que él pudiera llegar al consultorio con facilidad. Esto nos dio la oportunidad de conversar un buen rato antes de comenzar nuestra sesión. Él me cuenta que su madre se hizo una regresión cuando él tenía unos 12 años y se quedó con la inquietud de saber sobre sus vidas pasadas. Sin embargo, me manifiesta que principalmente necesita orientación para entender su razón de su vida, su misión. Es un muchacho de unos 22 años terminando su carrera universitaria. Me dice que quiere hacer paracaidismo y que muchas veces tiene sueños tanto de volar como de caer en paracaídas. Se muestra muy interesado en mi trabajo y conversamos afablemente sobre mis experiencias.

     La primera imagen que tiene es de un muchacho caminando por una pista de aterrizaje. Ve aviones a lo lejos que parecen de guerra. Va vestido de camuflaje. Traté de saber si podía distinguir alguna bandera para saber de que país pudiera estar hablando, pero no tuve respuesta. Cuando le pido que se mire las manos se las ve como si estuvieran quemadas, incluso puede verse hasta los huesos. Se asusta. Sin embargo, parece más bien una imagen onírica, y la deja pasar. No supimos que idioma hablaba, pues no se comunica con nadie.


     En seguida salta a una imagen de él piloteando un avión de una sola persona. Se ve a si mismo moreno oscuro, de ojos verdes, nariz ancha, con casco y lentes. Disfruta un rato de su vuelo sin pensamientos ni recuerdos. No siente miedo a la guerra. Está tranquilo.


     De golpe se ve a si mismo en otro avión, con 10 compañeros saltando en paracaídas. Caen en un paisaje selvático. Va vestido de camuflaje verde. Lleva un morral con bombas, cuerdas, brújula, entre otras cosas. Caminan hasta llegar a un fuerte militar. Ve un tanque blindado con tres cañones. Dice que hay como unos 100 soldados. Están en guerra contra unos indios salvajes. Logra ver dos de ellos. Son de piel morena, pelo liso y van casi desnudos. Las armas que usan estos indios las describe como pitos, especie de bayonetas, con las que soplan dardos envenenados. "Nos matan con esos pitos" me dice. Traté de obtener más datos infructuosamente.

     Sin saber realmente por qué ni cómo, se encuentra a si mismo en estado inmaterial. Nos supusimos que había muerto, mas no recordó su muerte. Se ve a si mismo como luz y en frente de él ve a un demonio. Lo primero que me dice, asustado, es que tiene la lengua muy larga. Le digo que se cubra en luz, que está protegido y que este demonio no le puede hacer daño. Se acerca envuelto en un círculo de luz y me lo describe. Realmente me impresionó lo descarnado de sus descripciones. Las manos del demonio eran las manos que vio cuando estaba caminando por la pista de aviones, con la piel quemada mostrando los huesos. Me lo describe de cabello largo, oscuro y liso y su cara impresionantemente fea, metiendo y sacando la lengua constantemente. Puede que quizás esta imagen sea la representación del horror de la guerra, o una imagen creada por su miedo a la muerte o a la guerra o incluso debido a sus culpas al haber participado en ella. Sin embargo, no hubo datos concretos al respecto.

     De golpe este demonio se convierte en serpiente y él en Indio. Con un arma punzante le atraviesa la cabeza y la mata. Ahora es material. Se ve a si mismo cómo un indígena. Usa pantalones de tela rústica, sin camisa; rayas pintadas en la cara y plumas en la cabeza. Camina por un paisaje boscoso y llega a donde está su tribu. Él es jefe de estos hombres, lo respetan y dirige las ceremonias. Llega la noche y prenden una fogata. Es un hombre de una gran devoción y recuerda este momento como la única emoción fuerte y profunda que tuvo durante toda su regresión. Era un sentimiento de espiritualidad, de elevación. Están reunidos alrededor del fuego. Él fuma un tabaco, es el único de los presentes que lo hace. Cantan y hacen sonidos con las palmas. También hacen movimientos corporales, pero solo con el torso porque permanecen sentados.

     Sin más preámbulos y sorpresivamente se ve a si mismo como Vikingo. Están en una cantina bebiendo. Utilizaban unos vasos muy altos y anchos, rústicos. Era un hombre muy fornido con barba larga blanca, vestido en colores marrones con ancho cinturón y botas. También usaba casco con cachos. Hay mucha gente en el lugar, música y mucho ruido. Sale de la cantina y se dirige a su casa. Probablemente él era muy alto o la puerta era pequeña, el caso es que se tiene que agachar para entrar a su casa. Una casa sencilla, todo de madera. Se sienta y ve salir a su esposa. "Es mi mamá" me dice asombrado."Es mi madre de esta vida, pero más gorda, se ve diferente pero sé que es ella. Tiene el cabello marrón oscuro y esta peinada con dos trenzas a los lados. Usa unas medias como de lana hasta la rodilla, también cinturón y casco, pero sin cachos. Yo quise más detalles sobre su vida emocional, sobre su relación con ella, pero no hubo conexión, él me narraba las situaciones de manera muy pausada y tranquilo, sin ningún altibajo emocional. Ella lo despide y se va al barco. Él es remero en un enorme barco Vikingo. Le comenzaron a doler los brazos. No me supo decir de cuantas personas era la hilera de hombres remando, muchos, me dijo. "Tenemos que remar sin descanso todas las horas que sea necesario" comentó. Debido al intenso dolor en sus brazos trató de relajarse por unos momentos.

     "Ahora voy en un auto negro". Comenzó entonces a relatarme otras memorias que surgieron. "El auto es pequeño, de vidrios ahumados y cauchos con rines plateados. Estoy en Italia, las calles son estrechas. Tengo el pelo canoso. Voy vestido de traje negro y sobretodo. Estoy disfrazado, tengo bigotes falsos, lentes oscuros y sombrero. Me estaciono en frente de un edificio, lujoso, como de oficinas. Camino por pasillos donde hay mucha gente. Me encuentro con un hombre calvo, bien vestido, de traje oscuro también. Le doy un maletín, es el dinero. El me da dos maletas de cuero oscuro. Son armas. Negocio con armas para la Mafia. Regreso a mi carro y voy manejando. Me encuentro con un señor de nombre Andreanni, a algo así, creo. Le entregó las armas y me da dos maletines de dinero y las llaves de un auto blanco, como forma de pago. Dejo mi auto negro y me monto en el nuevo. Me siento satisfecho, hice un gran negocio. Es un auto muy lujoso, me siento con poder. Llego a mi apartamento, hermoso, de grandes ventanas que dan a la ciudad. Vivo solo. Trabajo para la mafia desde los 17 años. Mi familia? la dejé atrás. No puedo relacionarme con ellos, porque si algo sale mal los perjudicaría. No tengo esposa, ni hijos, ni amante, nada." Él me narra estos hechos sin culpa, sin emociones, sin dolor, simplemente son hechos. Se enferma, como de bronquitis, con mucha tos. No va al médico ni nadie lo atiende. Se empeora y muere.

     En estos momentos se encuentra en un lugar oscuro. Ve a unos seres delante de él, y dice asombrado, son extraterrestres, son diferentes, de ojos grandes. Me muestran sus manos, parece que solo tienen cuatro dedos. Aparte de su asombro, no parece haber mayor trascendencia en esta visión. Cambia de escenario.

    "Esta todo muy oscuro, yo soy luz y hay muchas otras luces, son otras personas, pero todos somos luz." Le sugiero y entonces pregunta ¿Cual es la misión de mi vida? y le contestan "Tu naciste para ayudar a otros. Ella no te esta ayudando a ti, tú la estas ayudando a ella. Eres un ser elevado que naciste para ayudar a los demás". Cuando se refieren a ella, me dice que se refieren a mi, hecho que me cautivó.

    De golpe comienza a tener una visión de ser un muchacho, de mas o menos veinte años, vestido en jeans. Llevaba un bolso de lado, como para disimular, y un arma en la mano. Un 38, me dice. Estoy en un sitio público, como un  gran restaurante  tipo bufete. Mucha gente. Al fondo hay una escalera de caracol, de cemento. Voy asustado, subo las escaleras, estoy buscando a alguien para matarlo. No se a quién, ni por qué. De golpe termina su visión dejándonos con muchas incógnitas.

     En seguida me dice que esta en el mismo cuarto oscuro que estaba cuando comenzó su regresión. Procedimos entonces a terminar la sesión.

     Esta fue una regresión rara para mi por el hecho de fueron pocas las memorias emocionales. Sin embargo, eso es lo que su psique le otorga para que él trabaje en sí mismo y no hay manera de juzgar el porqué de las mismas. 


     Para él fue muy importante recibir la información de que la misión de su vida era ayudar a los demás. Nuestras vidas las construimos con las decisiones que tomamos. Tener un lineamiento claro puede llegar a ser algo muy contundente en la vida de alguien. Este es un muchacho con su vida por delante. Si las palabras de este ser de luz le ayudan en su futuro a tomar decisiones de vida, me doy por satisfecha en mi trabajo y agradezco al universo la oportunidad de haber sido un canal para darle a este chico la certeza de que en esta vida, su misión es ayudar. 

     Por otro lado, el ser de luz fue claro cuando dijo que él me estaba ayudando a mi y no yo a él. Es indudable que estas experiencias me ayudan a expandir mi comprensión de la vida, por lo que estoy profundamente agradecida con todas las personas que han querido trabajar sus memorias conmigo, y por supuesto, enormemente agradecida por el permiso que me otorgan de compartir mis experiencias con ustedes.

María Eugenia Mantilla
Hipnoterapeuta

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