La regresión de la que les voy a hablar en esta oportunidad es de una
persona que tiene toda la vida buscando su media naranja. Esta media
naranja debe ajustarse milimétricamente a su medida, sino sería
imposible que encajen perfectamente. Ella ha hecho de esta búsqueda casi
que una adicción siempre sazonada con sueños de amores perfectos. Yo no
comparto su postura, sin embargo, esto poco importa a la hora de trabajar. Este es un asunto entre ella y ella misma, es decir, entre ella y ella más allá de lo que es aquí y ahora, o mejor, más allá de lo que percibimos como "ella", una persona de carne y hueso, con un nombre, cultura, educación, nacionalidad, gustos y disgustos.
Lo que recibimos depende ineludiblemente de lo que damos. No hablo de cosas físicas, sin embargo, no las excluyo. Por ejemplo, cuando estamos dando un regalo, este hecho va acompañado de sentimientos, emociones, ideas. Todos nuestros pensamientos y emociones constituyen nuestro campo energético. Esto nos define y atraemos experiencias de acuerdo a esta vibración, sencillamente porque los iguales se atraen. Dicen las abuelas: Dios los cría y ellos se juntan. Los dichos populares encierran grandes verdades difíciles de eludir. Sin embargo, cuando se trata de amor, nos encanta soñar con lo queremos que nos den ausentes de nuestro protagonismo en la ecuación. Si no nos damos cuenta de lo que damos una buena referencia es observar con detenimiento lo que recibimos.
Por múltiples razones, y muchos le echamos la culpa a Walt Disney, soñamos con amar y ser amados como el ideal o panacea de la felicidad. Al ego lo mueve la búsqueda del placer; el placer de amar y ser amados. Pero al estar desconectados, en el caso de que lo estemos, en seguida convertimos la experiencia en una cárcel y a nosotros mismos en carcelarios.
¿Desconectados de qué? De nuestra alma, para quienes les gusta esta terminología. De nuestras intenciones. De nuestro propósito. De nuestro Yo superior. De Dios, Yavé, Allá, Jehova, Buda, Krishna, de la energía universal, de la consciencia cósmica. Poco importa la nomenclatura. Hay algo superior a nosotros. Una inteligencia superior. Un amor Universal. Fui atea por mucho tiempo, hoy en día me autodefino como a-católica, pues fui criada dentro de esta religión. Cuando me preguntan si creo en Dios respondo, no gracias, no creo en el Diablo. No creo en el cielo ni el infierno. Creo que podemos crear un mundo más allá del bien y del mal, donde todo lo que se sucede a nuestro alrededor es para el bien de nuestra evolución, si... y solo si aprendemos la lección.
La mayoría de las personas quiere conocer sus vidas pasadas por razones amatorias. ¿Por qué no consigo pareja? ¿Será que mi novio es mi alma gemela? No nos cansamos de soñar con historias con música romántica de fondo en las que nos aman eternamente. Al amor de pareja lo hemos mitificado de tal forma que descuidamos otros amores y perdemos la oportunidad de aprender a dar y recibir de manera armónica con las personas que nos rodean soñando con amores ilusos y vaporosos.
Suficiente preámbulo, incluso demasiado. Mi amiga estaba muy entusiasmada con su regresión y yo también. La primera imagen que tiene es de estar en una casa muy rústica y sencilla. Vive en un camino un poco alejado del pueblo. Tiene dos hijos, y sale con ellos a dar un paseo. Se siente feliz, juega con sus niños. En el pueblo pasa por un mercado de verduras y frutas en la calle y me describe todo con detalles, la plaza, la iglesia, los árboles. Luego van por un camino de paseo por una montaña. Juegan al escondite y se ríe mucho con sus hijos, se siente contenta y plena con su maternidad, experiencia que no ha tenido en esta vida y la hace sentir muy feliz. Reconoce con mucha alegría a su hijo como a una de las parejas que ha tenido es esta vida.
Regresan a su casa. Ve a su marido en una mesa seleccionando municiones. Me cuenta: "El trabaja en una fábrica de balas, usa un chaleco de balas estilo Pancho Villa como esos que he visto en las películas mejicanas. Es un hombre recio y muy machista. Usa un enorme bigote. Tiene muy mal humor. Se molesta conmigo a menudo y me agrede, me pega, me maltrata". Le cambia por completo el semblante, se llena de angustia y llora.
Después de una vida con muchos conflictos maritales, logra que su marido se vaya y la deje. Lo bota de su casa. El resto de su vida transcurre tranquila ocupándose de sus hijos. Me cuenta como los ve crecer y convertirse en personas de bien. Su hija se casa y tiene una hija, ella está satisfecha porque tiene una mejor relación de la que tuvo ella. Su hijo la cuida toda su vida.
En la última escena ella se ve a si misma muy muy envejecida, con su hijo sentado en su lecho de muerte. Muere en paz y satisfecha.
Fue una regresión muy larga porque su capacidad de describirme los detalles físicos de su entorno fue asombrosa. Sin embargo, ella vio esta experiencia más como una aventura que como una exploración. Ella siente que no aprendió nada. Fue divertida, fue sentida, pero no sacó gran provecho de la experiencia.
Como todo en la vida, los significados tiene que deducirlos cada quién dentro de su historia. Yo tengo mi percepción y la comparto con ustedes, sin embargo esto poco la ayuda a ella, ya que el trabajo de que calcen las piezas por dentro es personal.
Para mí es lógico, más no justificado, el hecho de tener miedo a pasar por una relación tormentosa otra vez. Hoy en día ella es una mujer completamente independiente y autosuficiente, profesional y muy ocupada. Para mí, su vida es fabulosa, concentrada en la excelencia de su trabajo y en el cultivo de sus talentos. Mas el precio de sus decisiones es alto y añora amar y ser amada. Nadie se ajusta a su ideal y antes de ser herida y maltratada prefiere renunciar al amor. A ratos se da cuenta que necesita relacionarse y vuelve a intentarlo, para luego volver a renunciar.
Desde mi punto de vista, primero se abre el corazón, se ama, se da. Ella mantiene sus relaciones en un nivel donde no abre el corazón, ya que primero tiene que estar segura de que la aman de verdad. Pero, lo que no das no recibes. Amar es un riesgo, si sale mal, recoges tus cachivaches y te vas a otro lado, pero hay que querer querer y soltar los obstáculos para amar. Esto sin embargo no es una experiencia real para ella. El miedo la mantiene en un intercambio de baja vibración, y eso es lo que atrae.
Es muy difícil hablar de toda esta historia. Esta fue una de las primeras regresiones que hice y me había abstenido de relatarla por lo difícil del tema. Hoy me lleno de valor para expresar mi punto de vista con miras a tocar el corazón de aquellas personas que insisten en sentirse víctimas del desamor.
Si este es tu caso mi recomendación es que veas a todas las personas que te rodean como posibles talleres de práctica. Tus padres ¿cómo los tratas? que les das en tu intercambio energético con ellos. Tus hermanos, tus vecinos. Olvídate del amor de pareja y obsérvate como son todas tus interacciones. No te asustes con lo que encuentres. No te culpes. Aprende a dar. Aprende a recibir. No hablo de cosas, mas no las excluyo, hablo de gestos, de miradas, de aceptación. ¿Qué tanto te importan los demás? todos, cualquiera que se cruce en tu camino. Cuestiónate, no te justifiques. Arriésgate a amar.
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