Las imágenes mentales que fluyen en meditación profunda pueden ser de diferente naturaleza según cada quién y sus propias necesidades. Hay personas que tienen acceso a sus memorias con una fluidez asombrosa, por el contrario otras personas generan imágenes que no parecen adscritas a una línea del tiempo determinada y vienen cargadas de un profundo simbolismo. De cualquier manera son mensajes que hay que traducir y convertir en lecciones asequibles al yo consciente.
Mi
primera impresión, y mi tendencia en general, es pensar en que cada
quien tiene que encontrar sus propias respuestas. Aunque al
ser testigo presencial y guía en la meditación de las personas que
me brindan la oportunidad de trabajar con ellas, simplemente no puedo
dejar de pensar en los posibles significados de las imágenes que se
despliegan durante la sesión. Sin embargo, y en esto soy enfática,
la respuesta debe hacerle sentido sólo a aquél a quién le es
otorgada.
Mi
recomendación es que la persona pida asistencia a su ser interno.
Para mi, la mejor hora para conectarnos con nosotros mismos es al
despertarnos, cuando nos sentimos medio despiertos, medio dormidos.
Este es un momento de profunda receptividad. Mi segunda recomendación
es que escribas las ideas que te lleguen, ya que después en vigilia
la tendencia es a olvidarnos, las ideas se desdibujan y a lo largo
del día pierden sentido, hasta el punto incluso de parecernos
absurdas.
Nuestra
alma se comunica con nosotros a través de símbolos, de imágenes.
Hay que tomar seriedad al momento de interpretarlas y no dejar ir
estás imágenes hasta que no sientas que algo por dentro hace click.
Emerge entonces una sensación de certeza ineludible y el mensaje
encaja perfectamente en su lugar.
La
intuición es una capacidad disponible para todos. Creo que la idea
de que es "femenina" es errada. Es una capacidad receptiva
y de allí viene su femineidad, más esta disponible para todos sin
distinción de género. Tampoco creo que deba desarrollarse, es
innata. La intuición depende exclusivamente de la conexión con
nuestro interior, de cualquier manera que quieras llamarlo, y esta
conexión es la que debe cultivarse, mantenerse, ejercitarse.
Si
estamos constantemente enfocados en valores y actividades externas de
nuestro quehacer cotidiano sin tomar en cuenta nuestro mundo
interior, sin vernos a nosotros mismos, la desconexión es
simplemente inevitable, con todas las sensaciones que ello acarrea. Después, y debido al que el vacío interior es desagradable,
buscamos llenarlo de más cosas y más actividades, creando así un circulo que
moldea nuestra "realidad".
Para
solventar esta desconexión lo primero que necesitamos es darnos
cuenta. Con solo dedicarnos un ratico todos los días a querer
conocernos a nosotros mismos, nuestra propia alma irá guiándonos,
sin apuros, sin esquemas predeterminados.
Hago
todas estas reflexiones y las comparto con ustedes porque he estado
teniendo sesiones cargadas de imágenes oníricas donde se me ha
hecho difícil la interpretación. Primero por no querer interpretarlas,
pensando que mis respuestas pudieran opacar la experiencia para mi
consultante. Segundo, he estado un poco reacia a escribirlas porque
son atípicas y quizás incluso podrían verse cómo un poco locas. No había querido
interpretarlas porque pertenecen a mis consultantes y la
interpretación debe ser de ellos. Siento que no me concierne ni
entenderlas ni encontrarles mi sentido. Sin embargo, esta semana
trabajé con alguien que manifestó abiertamente que él no entendía
nada y que ese "rollo" me lo dejaba a mí.
Esta
postura me pareció quizás un poco irresponsable, sin embargo, no he podido dejar de
pensar en su regresión. Esta mañana al levantarme entendí todo, de
una manera tan clara y total que hasta me pareció tonto no haberlo
visto antes.
La
primera imagen que mi amigo tiene es de estar en una gruta. Recoge
del piso un cofre de madera cerrado con tiras de cuero en ambos
lados. No es pesado, lo abre y para su asombro está vacío. Esta
persona es muy parecida a él actualmente, sin embargo lleva unas
botas que describe antiguas y dice "son como las de los años
20". Para mi no fue clara la imagen pero él lo dijo con
absoluta certeza. Va vestido de explorador tipo Indiana Jones, con
sombrero de ala ancha, pantalones marrones y camisa marrón
arremangada. Va caminando por túneles de tierra. Llega a una salida
tapada con una densa vegetación, y empieza a bajar una montaña.
Hace mucho calor y lo ve mojado en sudor. Tiene sed y encuentra un
arroyo en el camino donde toma agua. No sabe para donde va, no sabe
de donde viene. No puede regresar a su infancia ni llegar a ningún
destino. Tampoco se siente identificado completamente con el personaje al que ve de
lejos, como suspendido en el aire. Al darme cuenta que muy
posiblemente estaba teniendo una experiencia inmaterial, trate
entonces de llevarlo a otro espacio y le pedí que se comunicara con
sus maestros. Vio una enorme cara suspendida de un chino con barba
que le dice: Aprende. Él pregunta: Aprender que? a lo que el maestro responde: Sigue
tu camino.
Hubo un momento en la travesía de este hombre con su cofre, en que lo invité a asimilarse al personaje, y me dijo que ahora lo veía como a su padre, recientemente fallecido. Lo invité a sentarse al lado de él y decirle todo lo que le hubiera querido decir en vida. Lo hace mentalmente, pero no recibe ninguna respuesta de él. Su padre antes de morir sufría de Alzheimer. Le dije que lo visualizara cómo era él antes de enfermarse. Así entonces sí pudo conversar con él y abrazarlo, y lloró copiosamente. Este fue un paréntesis, luego volvió a las imágenes del hombre bajando de la montaña con el cofre entre las manos.
Se da cuenta que sabe lo que hay dentro. Me dice: Es un corazón. Cuando lo abro no hay nada, pero sé que hay un corazón. Es rojo aterciopelado. Puede que sea un obsequio para alguien, me dice.
En otro momento y debido a que se siente fuera del personaje, piensa y me manifiesta que puede ser que él sea el ángel guardián de este individuo. Por el libro que traduje: Notas sobre la Partida, de April Crawford, sé que estando fuera de la materia podemos escoger quedarnos cuidando a nuestros seres queridos, así que no descartamos para nada esta posibilidad, lo que sí era claro era que él no se sentía que era este individuo, sólo lo observaba. Allí nos quedamos, no hubo ningún puente hacia ninguna memoria de vidas pasadas.
A mí me parece que el simbolismo del corazón se refiere a sí mismo. Su corazón encerrado, que está pero no está. Que lo protege pero lo no lo entrega. A pesar de que me sentí un poco frustrada, al meditar en la experiencia me di cuenta de la fuerza de estas imágenes. Estoy segura de que él les irá encontrando sentido y resonarán en su memoria a su tiempo. Él va a encontrar sus propias respuestas.
Cada quien recibe de la experiencia lo que necesita, esa es la invocación que hago, en eso enfoco mi trabajo y eso es lo que mis consultantes reciben, en los términos de cada quién.
Maria Eugenia Mantilla
Hipnoterapeuta
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