miércoles, 12 de marzo de 2014

Tengo tres años, me dejaron tirado en el medio del camino.

 


     Esta persona me contacta para hacerse una regresión con la necesidad de aclarar sus necesidades de vida. Me cuenta que su padre se quitó la vida cuando el tenía 15 años y siente una compulsión a que su vida termine de la misma manera. Su postura me conmovió y accedí a trabajar con él. Conversando antes de comenzar su regresión me manifiesta su constante desilusión ante la realidad en que vivimos y su pesimismo ante un futuro incierto en un mundo cada vez peor. 


     Al comenzar su regresión se ve a si mismo como un niño de tres años. Viven en Italia. Sus padres son campesinos. Tiene una hermana mayor con la que juega mucho. Sonriendo me dice que la reconoce en su vida actual, es una sobrina a la que le tiene mucho cariño. Fue una regresión un poco difícil, igual de difícil que hacer que un niño de tres años haga algo que uno quiere. Hubo un accidente y se ve tirado en el medio del camino, tiene un fuerte dolor de brazo pero no sabe que pasó, es mi tía, me dice, es mi tía que me cuida, pero yo no entiendo bien la escena. Con mucho esfuerzo logro retroceder en el tiempo para averiguar como llegó hasta ese momento.



     Con una gran sonrisa me dice que lo están amamantando, no le ve la cara a su madre, está embelesado con su largo pelo. Oye a sus padres hablando. Tienen graves problemas económicos, son gente muy humilde que vive del campo y no tienen dinero para pagar los impuestos al rey. 



    Luego entre risas me cuenta que esta corriendo con su hermanita por el campo. Fue una experiencia muy hermosa, no con muchos datos, pero sí llena de emociones y sentimientos. 



     Entran unos guardias reales a su casa. Visten capas rojas, pantalones blancos ceñidos al cuerpo y cascos reales rojos. Su padre está en el campo con su hermana. Agarran a su madre con brusquedad y el se prende de su pierna. Un guardia molesto lo empuja dándole un golpe en el hombro, él se retuerce de dolor, cosa que me impresionó. Se llevan a su madre. Cuando él logra recuperarse del golpe salé corriendo a buscarla, en este momento es atropellado por algún tipo de carruaje que no sabe describirme. Ve a su madre a lo lejos que es llevada a la fuerza por los guardias. Vuelve a mencionar a su tía, y ahora entendemos que está muerto y que su tía, ya fallecida, vino a buscarlo. La dos veces que se vio muerto lloró mucho, fue su tía la que lo consoló. Estando en los brazos de ella de repente se incorporó de golpe saliendo de su trance instantáneamente. Todavía impresionado con el fuerte dolor de hombro, logró relajarse un poco y asimilar la experiencia.



    Luego conversamos largamente sobre sus recuerdos. Me impresionó la conexión de su discurso anterior a la regresión con los hechos ocurridos. Yo en lo particular soy una eterna optimista y pienso que aunque el proceso es lento, a nivel humanidad vamos hacia adelante. Por lo menos hoy en día no te vienen a buscar a tu casa de manera tan brutal y te llevan preso por no pagar los impuestos. mucho menos matan a un niño de tres años ante los ojos de todos y sin siquiera voltear a ver que ocurría. No quiero decir que hoy en día no pasen cosas brutales, los noticieros están llenos de imágenes horrorosas, sin embargo, pienso que para él es una señal para saber de donde viene su tristeza ante el desamor en el mundo. Ciertamente, como alma, debe ser responsable de alguna manera de estos hechos, pero para saberlo hay que seguir hurgando en sus memorias. Su proceso de perdón podrá ser más claro cuando el pueda ver con claridad como ha contribuido él mismo a estos hechos. Quedamos en seguir trabajando para tener más cartas sobre la mesa con las que se pueda trabajar. Insisto que el perdón es la clave para saltar un ciclo en la evolución, y por supuesto, para darle cabida a la alegría de vivir.



     


No hay comentarios:

Publicar un comentario