Les voy a relatar la regresión de una personaje muy interesante con el que he mantenido una bella amistad por casi treinta años. Él estaba nervioso. Muchos experimentamos temor por la incógnita ¿Qué aparecerá en mis memorias? Hay cierto miedo a saber quienes fuimos, que hicimos.
También tenía miedo de estar hipnotizado. Para mí no es una hipnosis, que conlleva la idea de perderse, de no estar. Introduzco a las personas en sus memorias en una meditación en conjunto, la persona está consciente de sí misma todo el tiempo.
Una de las primeras sugerencias que hago es verse las manos, con esto la persona puede saber que edad tiene, de que color es, o si es mujer u hombre. Cuando le pregunto a mi amigo, él levanta sus manos y abre los ojos. Por un momento me asusté, pensé que esto lo sacaría de sus memorias, pero no, cerró los ojos y empezó a estudiar su entorno.
Era un niño de unos catorce años, vestido de pantalón hasta la rodilla, medias largas blancas ceñidas y zapatos finos de grandes hebillas al frente. Se refirió a sí mismo como un niño rico. Vivía en una gran casa de dos pisos. Vivía con su padre, solos los dos, más la servidumbre. Tocaba el piano, pero si me acotó que no practicaba todo lo que debería. Asistía al colegio, era un niño solitario y ensimismado. No tenía ninguna preocupación de que haría cuando creciera, ya que su padre tenía mucho dinero y trabajaría en su empresa. Eran Alemanes, plena era industrial. Su padre tenía una fábrica de piezas mecánicas industriales. Vivían en una gran ciudad, de calles empedradas. Yo estaba más preocupada por los detalles emocionales del niño que por detalles históricos, luego lamenté no haberle preguntado el nombre de la ciudad donde vivía. Sí le pregunté sobre el mobiliario pero él no tuvo ningún interés en describirme su casa, le parecían muebles, y ya.
Lo fui llevando a través de su vida. En un momento recordó a su madre muy vívidamente. Me la describe rubia y muy bonita. Se da cuenta que murió cuando él tenía catorce años, que fue justamente cuando comienzan sus memorias, de ahí entonces la confusión que sentía cuando comenzamos. Me dice que nunca se recuperó de esta perdida. Su padre lo quiere mucho pero no es afectivo, tienen una relación muy distante. Él, a raíz de la muerte de su madre, se bloquea emocionalmente y se hace un hombre extremadamente racional. Estudia como hasta los veinticinco años y luego comienza a trabajar en la fábrica.
Le pido que vea a los ojos a su padre para ver si lo reconoce en esta vida, me dice que sí, que si sabe quien es, pero no me da más detalles. En un momento y asombrado me dice "El hombre es gay", pero me acota que nunca nadie lo supo, ni nunca tuvo ninguna relación ni emocional ni sexual, me dijo "nunca salió del closet". Su vida era su trabajo. Su padre muere, pero me lo dice casi sin ninguna emoción ni conmoción. Lo traté de llevar a su vejez y me dice "No, lo veo de cuarenta años y no hay más". Muere entonces joven, de una infección estomacal. Cuando muere, es entonces su padre quien lo esta esperando, le cambia la cara completamente, me dice que es él, pero que lo trata como nunca lo trató estando en vida, nos vamos de paseo, me dijo. Quise que incursionara más en ese momento entre-vidas y que preguntara acerca de sus lecciones. Me dijo "Tengo que aprender a nunca más estar tan solo". Procedimos entonces a salir de la meditación.
Luego conversamos largamente sobre la experiencia. Le pregunté quien era su padre en esta vida. Él no puede salir de su asombro y me dice: "Es mi esposa actual, eran sus ojos, no me cabe duda ¿Es esto posible?". No es la primera vez que me encuentro con casos como este, el cambio de roles es muy común, somos almas que viajamos juntas.
También estaba absolutamente asombrado de haber sido homosexual. Dice que nunca se atrevió a tener ninguna experiencia sexual por respeto. Por lo general, y con lo que he visto, nuestra psique saca a relucir lo que necesitamos en el ahora para comprender lo que nos está pasando e integrarnos. En su actualidad, la esposa de su mejor amigo se separó para vivir una relación homosexual. Él estaba atrapado en el juicio al desequilibrio de esta mujer. Se da cuenta inmediatamente que sólo por esto valió la pena la experiencia, ya que al sentirse identificado con ese sentimiento homosexual puede perdonar, dejar de juzgar, verlo de otra manera, y principalmente perdonarse así mismo, ya que a pesar de no tener memorias objetivas en su mente, por lo menos hasta este momento, es la culpa la que no nos permite perdonar. El perdón comienza por nosotros mismos. Su psique necesitaba esta expansión, esta aceptación, y de allí la necesidad de recordar justamente esta vida.
Por otro lado, me expresó que necesitaba recordar que más nunca crearía la soledad que este individuo creó en su vida. De cualquier modo, y desde mi punto de vista, estas fueron lecciones aprendidas, actualmente es un ser profundamente emocional que mantiene relaciones sanas y equilibradas a su alrededor. Para él, recordar la soledad de aquel alemán le reafirmó su camino en esta vida.
Quiere seguir recordando, él siente que hay mucho más que ver.
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